Estrategias y herramientas para rediseñar tu productividad.

Mejorar la productividad es una decisión estratégica. No se trata de una revolución disruptiva, sino de un proceso de mejora continua. La clave reside en la voluntad de analizar, adaptar e invertir en formas de trabajar más inteligentes.
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Aunque el entorno empresarial actual es rabiosamente dinámico, muchas empresas se enfrentan al desafío de una productividad que, en comparación con referencias nacionales e internacionales, a menudo se encuentra por debajo de su potencial. 

Si lo piensas, esta situación, lejos de ser un mero dato estadístico o un quebradero de cabeza, representa una oportunidad fundamental para las empresas y pymes de diferenciarse, fortalecerse y ganar una ventaja competitiva sostenible en forma y tiempo.  

Por ello, desde una perspectiva de desarrollo de negocio, en este artículo queremos poner foco en la mejora de la productividad, explorando el propósito fundamental, el «por qué» las empresas deben priorizar la productividad más allá del beneficio inmediato. Detallando  a su vez  el «cómo», gracias al análisis de metodologías y herramientas tecnológicas clave, con especial énfasis en la automatización y las TICs, que pueden ayudarte a emprender el camino de la transformación.  

La productividad y el «por qué» para las Empresas.

Sin duda alguna, a día de hoy el imperativo de toda empresa debe ser el ir más allá de las cifras. Por ello, la productividad dentro de tu empresa requiere una atención especial y una estrategia para ayudarte a enfrentar los desafíos significativos a los que te enfrentas. 

Pero hay que tener en cuenta que la productividad es un fenómeno complejo. No se reduce únicamente al esfuerzo individual de los trabajadores y trabajadoras de tu organización, sino que está intrínsecamente ligada a factores como la calidad de la gestión empresarial, el nivel de inversión en tecnología e innovación, las economías de escala, la formación de tu capital humano y la propia estructura sectorial de la economía.

Reconocer esta complejidad es el primer paso. La baja productividad es un desafío estructural que requiere un enfoque estratégico. Por ello, superar este reto implica ir más allá de las operaciones diarias y preguntarse: ¿Por qué es vital mejorar nuestra productividad?

En el panorama empresarial actual, la visión tradicional centrada exclusivamente en la maximización del beneficio económico está siendo cuestionada. Cada vez más, las empresas exitosas y con visión de futuro definen y comunican un propósito claro: su razón de ser, el «por qué» hacen lo que hacen.

Este propósito a menudo trasciende lo puramente financiero para abrazar objetivos sociales y medioambientales que, lejos de ser una mera declaración de intenciones, tiene profundas implicaciones estratégicas.

Mejorar la productividad no es simplemente una cuestión de eficiencia operativa; es un pilar fundamental para la competitividad a largo plazo. Dentro de un contexto donde la diversificación económica sigue siendo un reto y la competencia es global, optimizar los procesos y recursos es esencial para la supervivencia y el crecimiento de tu negocio. 

Las empresas que gestionan eficazmente sus recursos y talento aseguran su desempeño a través de la innovación y la adaptación al cambio.

La resiliencia es otro beneficio clave. Las organizaciones con un propósito claro y una operativa eficiente resisten mejor las crisis económicas. El reto está en construir empresas más robustas y adaptables como necesidad estratégica.

El camino hacia una mayor productividad, por tanto, no solo busca optimizar el presente, sino también construir una base más sólida, competitiva y sostenible para el futuro de tu empresa. 

Este enfoque integral, que considera el impacto económico, social y ambiental, es lo que define a las organizaciones verdaderamente preparadas para prosperar.

El elemento humano: Las personas como motor de la productividad.

Un punto primordial a tener en cuenta, es que la productividad es impulsada por las personas. Ignorar el factor humano es pasar por alto uno de los motores más potentes de la eficiencia y la innovación. Un entorno de trabajo positivo, bien estructurado y ágil, donde los empleados se sienten valorados, respetados y apoyados, es fundamental. 

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La conexión entre productividad y personas se extiende también a los clientes. Operaciones eficientes y bien gestionadas suelen traducirse en productos y servicios de mayor calidad, entregas más rápidas y una mejor atención. Esto impacta directamente en la satisfacción del cliente, un factor crítico para la fidelización y la reputación de la empresa.

Establecer objetivos claros y medibles, invertir en el bienestar, la motivación y el desarrollo de los empleados, y centrarse en ofrecer valor real a los clientes, no es una desviación del objetivo de la productividad, sino una parte integral de la estrategia para alcanzarla de forma sostenible y significativa.


Reflexión Estratégica. La baja productividad restringe los recursos disponibles para invertir en innovación y digitalización, lo que repercute en mayores limitaciones de capital y experiencia, dificultando la adopción de tecnologías avanzadas o la optimización profunda de procesos. 

El camino hacia la eficiencia: El «cómo» con metodologías y tecnología.

Las personas como primer estadio, pero…¿cómo logramos proveerles de herramientas para que consigan sus resultados y optimicen su capacitación?

La respuesta  reside en una combinación estratégica de metodologías probadas y el aprovechamiento inteligente de la tecnología.

Las metodologías de mejora de la productividad no son recetas mágicas, sino marcos estructurados y adaptables que guían a las organizaciones para analizar, optimizar y refinar sistemáticamente la forma en que trabajan. Son útiles y eficaces porque proporcionan un lenguaje común y un enfoque disciplinado para identificar ineficiencias y fomentar una cultura de mejora que marca la diferencia.

A continuación tienes ejemplos de metodologías de productividad como:

  • Lean: Originaria del sistema de producción de Toyota, la filosofía Lean se centra en maximizar el valor para el cliente minimizando el desperdicio. Aunque nació en la manufactura, sus principios son aplicables a cualquier tipo de negocio. Para una empresa, aplicar Lean significa identificar y eliminar todo aquello que no aporta valor desde la perspectiva del cliente: pasos innecesarios en un proceso, tiempos de espera, exceso de inventario (si aplica), sobreproducción o realización de tareas que el cliente no valora.El objetivo es lograr un flujo de trabajo más ágil y eficiente, optimizando el uso de recursos limitados y mejorando la calidad final. Herramientas visuales como los tableros Kanban son frecuentemente utilizadas dentro de enfoques Lean para gestionar el flujo de trabajo.

  • Agile (Scrum/Kanban): Nacida en el mundo del desarrollo de software pero extendida a múltiples sectores, Agile prioriza la adaptabilidad, la colaboración y el progreso iterativo.
    • Scrum, uno de los marcos Agile más populares, organiza el trabajo en ciclos cortos llamados «Sprints» (normalmente de 1 a 4 semanas ), al final de los cuales se entrega un incremento de valor. Utiliza roles definidos (como el Product Owner, que representa al cliente, y el Scrum Master, que facilita el proceso), eventos regulares (planificación del Sprint, reuniones diarias, revisión del Sprint y retrospectiva) y artefactos como el «Product Backlog» (lista priorizada de requisitos). Es ideal para proyectos donde los requisitos pueden cambiar.
    • Kanban, por otro lado, se enfoca en visualizar el flujo de trabajo, limitar la cantidad de trabajo en curso (WIP – Work In Progress) para evitar cuellos de botella, y gestionar el flujo de manera continua. Es muy útil para equipos con un flujo constante de tareas o servicios y ofrece la flexibilidad necesaria para adaptarse a un mercado cambiante, mejora la comunicación dentro de equipos pequeños y proporciona una visibilidad clara del progreso.

  • Kaizen: Es una filosofía japonesa que se traduce como «mejora continua» y ayuda a construir una cultura donde la optimización es parte del ADN de la empresa. Su esencia radica en realizar pequeños cambios incrementales de forma constante, involucrando a todos los miembros de la organización en la identificación de problemas y la propuesta de soluciones. No requiere grandes inversiones iniciales, sino un compromiso cultural con la mejora diaria. Para implementar Kaizen, se sugieren pasos prácticos:
    • Mantener siempre el enfoque en el cliente.
    • Organizar eficientemente el entorno de trabajo.
    • Fomentar la comunicación continua entre equipos, estimular la innovación constante animando a los empleados a sugerir mejoras.
    • Proveer formación interna en nuevas técnicas y en la propia filosofía de la empresa.

  • GTD (Getting Things Done): Desarrollado por David Allen, GTD es un sistema de productividad personal diseñado para ayudar a individuos a gestionar el flujo constante de tareas, ideas e información que reciben.Su objetivo es liberar la mente del estrés de tener que recordar todo, permitiendo un enfoque claro en la acción. Se basa en un flujo de trabajo de cinco pasos:
    • Capturar todo lo que llama la atención.
    • Clarificar qué significa y si es accionable.
    • Organizar la información en listas adecuadas.
    • Reflexionar (revisar el sistema regularmente).
    • Ejecutar (Engage) las acciones.

La siguiente tabla comparativa ofrece una visión rápida y práctica, destilando los conceptos clave de cada metodología, facilitando la identificación de qué enfoque puede ser más adecuado según las necesidades y recursos de tu empresa. Además, conecta directamente las metodologías con herramientas digitales de apoyo comunes, haciendo el puente entre la teoría y la aplicación práctica.


La tecnología como aliada: Automatización y TICs.

En el camino de la mejora de la productividad, la digitalización y la adopción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) han dejado de ser una opción para convertirse en un pilar esencial de nuestros procedimientos.

La automatización, en particular, ofrece un potencial enorme. No se trata necesariamente de tecnologías complejas, sino de enfocar el uso adecuado de nuestras herramientas digitales para mejorar la gestión de tareas manuales, repetitivas y que nos consumen mucho tiempo. Ejemplos concretos incluyen:

  • Automatizar o crear plantillas para respuestas a correos electrónicos frecuentes.
  • Simplificar o unificar la entrada de datos entre diferentes aplicaciones.
  • Programar comunicaciones periódicas con clientes, proveedores o colaboradores.
  • Generar informes periódicos automáticamente.
  • Enviar recordatorios de tareas o facturas.
  • Crear flujos de trabajo donde una acción desencadena otra automáticamente.

Existen plataformas, conocidas como «No-Code» o «Low-Code», que permiten crear estas automatizaciones sin necesidad de conocimientos avanzados de programación. Zapier y Make (anteriormente Integromat) son ejemplos populares que conectan cientos de aplicaciones entre si para generar flujos automatizados de acciones.

Muchas herramientas de gestión ya incluyen funciones de automatización integradas, como «Butler» en Trello o las «Reglas» en Asana. Los beneficios son claros: ahorro significativo de tiempo, reducción de errores humanos , y la liberación de los empleados para que puedan centrarse en tareas de mayor valor añadido, como la estrategia, la atención al cliente o la innovación.

Un kit de herramientas TIC esencial para cualquier empresa que busque mejorar su productividad podría incluir:

→ Gestión de proyectos y tareas | Herramientas como Asana, Trello, Jira (especialmente para equipos Agile o de software), Monday o ClickUp son cruciales para organizar el trabajo, seguir el progreso, asignar responsabilidades y visualizar flujos (por ejemplo, mediante tableros Kanban). Son la base para implementar principios Lean y Agile. También herramientas de gestión de tareas como Todoist, Sunsama o Tick Tick.

→ Comunicación y colaboración | Plataformas como Slack, Microsoft Teams, o Google Workspace (incluyendo Drive, Meet, Calendar, Docs) facilitan la comunicación instantánea, el intercambio seguro de archivos y la edición colaborativa de documentos. Esto es vital para mantener a los equipos alineados y eficientes, especialmente en modelos de trabajo híbridos o remotos. Herramientas de videoconferencia como Google Meet, Zoom, Whereby o Microsoft Teams  son indispensables.

→ Gestión de relaciones con clientes (CRM) | Sistemas como HubSpot CRM (con opciones gratuitas), Salesforce, Bitrix24 o Pipedrive ayudan a centralizar la información de los clientes, gestionar el proceso de ventas, realizar seguimientos y automatizar tareas de marketing y comunicación, mejorando la eficiencia comercial y la experiencia del cliente.

→ Almacenamiento en la nube, Compartir archivos | Servicios como Google Drive, Dropbox, Sharepoint,…  garantizan que la información importante esté segura, accesible desde cualquier lugar y fácilmente compartible. WeTransfer es útil para enviar archivos de gran tamaño.

→ Plataformas de automatización | Además de las mencionadas Zapier y Make, existen otras como n8n (de código abierto, para mayor control ) o Microsoft Power Automate (integrada en el ecosistema Microsoft 365).

→ Seguimiento del tiempo | Herramientas como Toggl, Harvest, RescueTime,… ayudan a entender en qué se invierte el tiempo, un primer paso crucial para la optimización.

→ Plataformas integradas | Soluciones como Bitrix24, Odoo ERP, Salesforce,… buscan ofrecer muchas de estas funcionalidades (CRM, gestión de proyectos, comunicación) en una única plataforma.

Plataformas de correo inteligente | Para dominar tu bandeja de entrada, las plataformas como Spark ofrecen funciones inteligentes que priorizan mensajes clave, permiten posponer correos y se integran con otras herramientas. Edison Mail es otra opción muy valorada, conocida por su velocidad y capacidades de organización inteligente para diversas cuentas. Estas herramientas transforman tu correo en un espacio más manejable y productivo.

Es crucial entender la sinergia entre metodologías y tecnología. La tecnología no es un fin en sí misma, sino un amplificador de la efectividad de las metodologías. 

Por ejemplo:

  • Los sprints de Agile se gestionan eficazmente con Asana o Jira
  • La gestión visual de Lean cobra vida con los tableros Kanban en Trello o Asana.
  • Las ideas de mejora de Kaizen pueden capturarse, discutirse y seguirse mediante herramientas colaborativas.
  • Las listas de GTD se vuelven dinámicas y accesibles en aplicaciones de tareas digitales.
  • Y los procesos estandarizados definidos a través de Lean o Kaizen pueden ser ejecutados de forma fiable por herramientas de automatización.

La automatización y las TICs no son meras herramientas para hacer las cosas más rápido; son facilitadores de la agilidad estratégica.

Al automatizar tareas rutinarias  y mejorar la comunicación y colaboración, la tecnología libera el recurso más valioso y a menudo más escaso en las empresas: el tiempo y la capacidad de tus equipos humanos.

Este capital humano liberado puede entonces dedicarse a actividades de mayor valor estratégico, como la innovación, la mejora de la relación con el cliente, la exploración de nuevos mercados o la adaptación rápida a los cambios del entorno. Por lo tanto, la inversión en TICs y automatización debe verse no solo como una medida de eficiencia, sino como una inversión en la capacidad de respuesta y adaptación futura de tu empresa.

Como hemos visto, implementar metodologías de mejora continua y adoptar herramientas tecnológicas adecuadas no es un ejercicio teórico; genera resultados concretos y medibles que pueden transformar la realidad de tu empresa:

→Resultados tangibles: Eficiencia medible

Los beneficios más inmediatos de mejorar la productividad suelen ser de naturaleza operativa y financiera:

  • Mayor eficiencia y optimización de recursos: el resultado central es hacer más con los mismos o incluso menos recursos.
  • Reducción de costes operativos: eliminar desperdicios y minimizar errores gracias a la automatización conducen directamente a una disminución de los costes operativos, mejorando la rentabilidad.
  • Mejora de la calidad: al reducir errores y permitir que los equipos se centren en las tareas que realmente aportan valor, la calidad de los productos o servicios finales tiende a aumentar.
  • Tiempos de respuesta y entrega más rápidos: los procesos optimizados, la eliminación de cuellos de botella y una mejor gestión del flujo de trabajo permitir a tu empresa a responder más rápidamente a las demandas del cliente y acortar los plazos de entrega , lo cual es un factor competitivo clave.

→Ventajas estratégicas

Más allá de las mejoras operativas diarias, la apuesta por la productividad genera ventajas estratégicas cruciales para tu éxito a largo plazo:

  • Mayor agilidad y adaptabilidad: las empresas productivas suelen ser más flexibles y capaces de responder con rapidez a los cambios del mercado, a la retroalimentación de los clientes o a la aparición de nuevas oportunidades.
  • Impulso a la Innovación: al liberar tiempo y recursos previamente consumidos por tareas ineficientes o repetitivas, se crea espacio para la creatividad y la innovación.
  • Mejora en la toma de decisiones: la implementación de herramientas digitales facilita la recopilación y el análisis de datos. Procesos más claros y una comunicación más fluida proporcionan una mejor comprensión del negocio.
  • Aumento de la competitividad: la suma de eficiencia, calidad mejorada, agilidad e innovación se traduce inevitablemente en una posición más fuerte en el mercado. 

Las empresas productivas están mejor equipadas para competir eficazmente, tanto a nivel local como, potencialmente, en mercados más amplios.

→Impacto en las personas: El círculo virtuoso

La transformación hacia una mayor productividad tiene un profundo impacto positivo en el activo más importante de cualquier empresa: su gente.

  • Mejora de la moral y el compromiso de los empleados: trabajar en un entorno organizado, con procesos claros y herramientas eficientes, reduce la frustración y el estrés. Cuando los empleados sienten que su tiempo se valora, que sus contribuciones son reconocidas y que están equipados para hacer bien su trabajo, su moral y compromiso aumentan significativamente.Un propósito empresarial claro y compartido potencia aún más este efecto.
  • Atracción y retención de talento: los lugares de trabajo productivos, positivos y con un propósito definido son imanes para el talento. Las empresas que invierten en mejorar la forma en que se trabaja no solo motivan a su personal actual, sino que también se vuelven más atractivas para nuevos candidatos, ayudando a reducir la costosa rotación de personal.
  • Mayor satisfacción y lealtad del cliente: como se mencionó anteriormente, la eficiencia y la calidad mejoradas conducen a una mejor experiencia para el cliente. Clientes satisfechos no solo repiten sus compras, sino que también pueden convertirse en promotores de la marca, generando un boca a boca positivo.
  • Fortalecimiento de la colaboración en equipo: tanto las metodologías como las herramientas tecnológicas de comunicación y gestión de proyectos  están diseñadas para fomentar un mejor trabajo en equipo. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también puede estimular la creatividad y la resolución conjunta de problemas.

El contexto empresarial presenta desafíos únicos, pero también ofrece oportunidades y recursos de apoyo específicos. La baja productividad actual no debe verse como una barrera insuperable, sino como un amplio margen para la mejora y la diferenciación.  

Desde una perspectiva de desarrollo de negocio, te animamos a reflexionar sobre tus procesos, identificar los cuellos de botella y explorar nuevas estrategias y herramientas.

En BIPLAZA, entendemos tanto las ventajas como los retos de este camino. Sabemos que cada empresa es única, con procesos y personas particulares, y que la tecnología debe adaptarse a esa realidad (y no al revés). Si bien en BIPLAZA no prestamos directamente servicios de desarrollo no-code/low-code, sí actuamos como socios estratégicos de nuestros clientes en su transformación digital. Esto significa que te acompañamos en identificar qué procesos automatizar, en trazar la hoja de ruta y, llegado el caso, podemos colaborar mano a mano con expertos tecnológicos de nuestra red de confianza para implementar la solución óptima para tu empresa. Nuestro enfoque consultivo asegura que la automatización no sea un fin en sí mismo, sino un medio para lograr tus objetivos de negocio.

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